¿Soy trans aunque antes estuviera bien con mi género de nacimiento?

“No siempre me sentí transmasculino. Cuando era más joven era una chica muy femenina. No fue hasta que me hice mayor cuando empecé a cuestionarme los roles de género y más tarde mi identidad de género. La narrativa trans que siempre escucho es del tipo ‘siempre supe que en realidad era un chico/una chica’. Mi experiencia se siente más fluida. Antes me sentía como una chica, pero ahora me siento más cómode llamándome una persona transmasculina no binaria. Pero no me siento suficientemente trans. Me siento como un fraude y una persona que busca atención porque no tengo la misma experiencia que otras personas. ¿Puedo seguir siendo trans aunque ésta sea mi experiencia?”.

Como la mayoría de las personas trans, puede que las representaciones populares de la transgeneridad no te tranquilicen ni te visibilicen, pero eso no significa que no seas trans. Las personas trans no somos un monolito: nuestra comunidad es diversa, y también lo son nuestras experiencias. Pero debido a la supresión trans, esa diversidad suele estar infrarrepresentada. Y sin acceso al apoyo y la representación entre iguales, es difícil encontrar modelos, mentores y amigues trans que puedan ayudarnos a ampliar nuestra comprensión de la transgeneridad.

Por eso, las personas trans nos hemos aferrado a menudo a los pocos ejemplos de representación que hemos podido encontrar, aunque esas narraciones no fueran adecuadas para describir nuestras experiencias personales. Durante un tiempo, las únicas historias sobre personas trans que se publicaban eran las que satisfacían los gustos de las personas cisgénero.

Por ejemplo, una de las razones por las que la narrativa “Siempre lo he sabido” es tan popular es porque a las personas cis les resulta más fácil entender esa perspectiva. En el caso de las personas cis, el género con el que se asociaron por primera vez también resulta ser el género con el que están de acuerdo en que encajan. En lo que respecta a las personas trans, algunes siempre hemos sabido qué género somos, pero muchos no.

Los medios de comunicación también suelen presentar a las personas trans como confundidas, buscadoras de atención y farsantes. En consecuencia, muchas personas trans tienen miedo de “no ser suficientemente trans” o de que les demás nos perciban así. Éste es un ejemplo de transfobia interiorizada, es decir, cuando una persona trans cree o hace algo que respalda actitudes antitrans. Es lógico que interioricemos los mensajes que recibimos de la sociedad sobre nosotres mismes. Sin embargo, la transfobia interiorizada perjudica el bienestar de las personas trans y desencadena emociones negativas como la vergüenza, la ira y la inutilidad.

A pesar de las narrativas dominantes, no hay una única forma correcta de ser trans, y no es necesario demostrar tu condición de trans. Tu viaje de género no tiene por qué seguir una línea argumental específica para ser válido: puede ser una experiencia continua de autorreflexión, aprendizaje y crecimiento. No importa si siempre lo has sabido o si te acabas de dar cuenta ayer después de cenar. Ser transgénero significa simplemente tener un género distinto del que te asignaron al nacer. Si esto describe tu experiencia, entonces eres trans. Punto.

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