Práctica consistente en intentar “curar” o erradicar de forma permanente la atracción hacia personas del mismo género y/o la variación de género, a menudo mediante métodos coercitivos. Históricamente, las identidades queer han sido calificadas de “antinaturales” o de “trastorno”. Como resultado, las personas que no son heterosexuales y/o cisgénero a menudo son sometidas a terapias de conversión para “curarlas” de su “enfermedad”. Este “método terapéutico” abusivo causa mucha angustia psicológica entre la comunidad TLGBQ+. En los últimos años, la terapia de conversión se ha considerado una pseudociencia sin beneficios psicológicos. Además, se ha reconocido que la terapia de conversión tiene traumas psicológicos y sociales a largo plazo. Por ello, en algunas partes de Norteamérica se ha impulsado la prohibición de la terapia de conversión.